Del 11 al 24 de Octubre e 1993

J. L. Herrero, la sensibilidad de la pintura 

Otra vez José Luis Herrero nos muestra su última obra, y viene hasta el gran público con la misma ilusión de cada bienio, llenando la sala y recogiendo a los amigos que, fieles, acuden a contemplar su pintura.

Ávila está por encima de todo: designio y cita, punto de mira y noble intensidad creadora, la que justifica que la pupila de este abulense tome y retome un mismo tema hasta bañamos de una sutil manera de mirar. Porque la gran virtud estética de José Luis Herrero está en la proximidad, en la lección de buen hacer que siempre acompaña a sus exposiciones. Es gratificante ver como la mano segura y firme del pintor es capaz de hacer de un trazo una expresión clara de sensible verdad, como se desliza por el papel con el dominio de un domador de espacios, dando a cada motivo su intensidad, dejando en cada escena de sus pinturas un intenso aroma de tierra y gentes.

48 Óleos

15 Acuarelas

11 Plumillas

11 Flomaster

Porque José Luis Herrero se manifiesta en la sencillez de un paisaje muy conocido para todos, casi se identifica con lo que cada uno es capaz de sentir, y es ahí, en esa exacta concordancia con la realidad, donde hace sus frutos mas admirados. El oficio, tan necesario para poder desarrollar los sentimientos, se asienta en este pintor con sabiduría, con inmenso conocimiento de la línea, de la segura mano conductora por los espacios blancos. Las plumillas de Herrero, con las que ha conseguido premios y reconocimientos en muchos lugares de España, son un complejo mundo de nudos y de relaciones que se unifican en una labor depurada, casi manierista, manejando como nadie este viejo y eterno arte de la tinta y la línea, de la pluma y el mono- color, tan efectistas que produce un tenso placer estético.

Y junto al dibujante, el acuarelista, buscador de rincones y de parques, de murallas y paseos, color de primavera entre las amapolas o de oros mustios en otoños de Castilla. Y como siempre, el flomaster que lleva la firma certera del pintor, el suave y firme manejo que hace de esta técnica una señal indiscutible de identidad y de personalidad.

Otra vez vuelve José Luis Herrero, renovado y distinto, pero siempre el mismo: portador de una especialísima manera de sentir y de decir, con la seguridad de traer la melancolía y la emoción de sus cosas de siempre.

JOSE Mª. MUÑOZ QUIRÓS

"Ávila Semanal" (Octubre de 1993)