Del 26 de Febrero al 20 de Marzo de 1977

José Luis Herrero presentó óleos en nuestra Sala de Arte

José Luis Herrero además de las obras realizadas al óleo completó su muestra con 15 obras en flomaster, verdadera especialidad de este artista abulense y con la que ha conseguido sus mejores éxitos.

Debemos agradecer a Herrero que haya tenido la valentía de lanzarse a otro campo, si es que se la puede denominar de esta forma a cualquiera de las manifestaciones que tiene el arte, o a usar otros medios, completamente distintos que por los habitualmente usados, para realizar su obra pictórica. No podemos comparar siquiera los medios, pero sí podemos asegurar que los logros han sido óptimos, aunque todavía no podamos calificarlos de perfectos, en su generalidad.

Algunas de las obras nos han sorprendido por su factura y por realización.

35 Óleos

14 Flomaster

 Ante nosotros hemos podido tener obras nuevas, pero obras con las características y la impronta que da a todo lo que realiza un hombre con visos de artista. Antes se le decía a Herrero que su perfección era fruto de la facilidad que da el medio para conseguir esos frutos, pero hoy podemos augurarle a Herrero que siguiendo por el camino del expresionismo pictórico que da a algunas de sus obras y con el continuo y esforzado trabajo logrará frutos que a todos nos podrán llenar y alegrar en todo momento. Facultad no le falta porque semilla tiene. Porque es un artista como la copa de un pino. Pero no debemos halagar sus logros sino solamente hasta la medida que es justo porque espuelas son necesarias a todos para que su obra quede perfectamente terminada y ennoblecida no por los halagos del público, sino por la satisfacción personal que ello pueda producir.

Se ha dicho y así lo explica Kandisky que el, pintor debe realizar su obra no conforme a los gustos del público y a las corrientes de la moda, sino para expresar sus propios e íntimos sentimientos y para dar paso a sus propias necesidades artísticas.

Encontramos completamente perfectos o a medias los cuadros que representan paisajes de nuestra tierra, o esa preciosidad que es los "almeares" o aquellos cuadros de su mano salidos que nos dejan ver su expresionismo e intimidad productiva. No nos gustaron los atardeceres, porque son cuadros que en su factura se ha pensado más en la galería que en la realización de las obras. Y volvemos a pensar que Herrero ya no debe dejarse influir por estas miras pobres y rutinarias que solamente prostituyen a los artistas y los dejan cojos en su quehacer entrañable y complementario como es la vida que llevan dentro y es la que en todo momento tienen que plasmar para que los logros sean completos.

A.C.

"Revista Caja"

(Abril 1977)