Del 16 al 28 de Febrero de 1970

Nada podía satisfacerme tanto, personalmente, tanto como la coincidencia de la apertura de esta exposición de José Luis Herrero, en nuestro Hogar de Ávila, y la celebración de esa tertulia del Parnasillo Castellano, Cuyo tema, esta noche, parece obligado que sea el del amor, puesto que anteayer fue San Valentín, al que ha correspondido ejercer el dulce patronazgo del "hoy te quiero más que ayer...y menos que mañana"

Naturalmente, que nosotros no somos los mas ,indicados para hacer la crítica, ni siquiera l panegírico de los merecimientos de José Luis como realizador de esta manifestación de arte, en la que el instrumento para plasmarlo, es el pincel o la paleta, o la plumilla, o el lápiz, o, simplemente, los dedos -- José Luis nos lo aclarará --. Tampoco nos vanos a referir a lo que sobre la obra de José Luis Herrero, han pregonado los periódicos, y demás órganos de difusión, do Segovia, de León, do Bilbao, de Vitoria y de Madrid también cuando, José Luis, expuso, hace tres o cuatro años, en la Casa de León, de la capital de España, porque, nosotros, los poetas, entendemos que no es esa la mejor forma do aprovechar la alegre camaradería que se va a producir esta noche entre la pintura de José Luis y los versos de nuestros poetas.

Pero permitidme, al menos, que no renuncie a decir, aunque de manera brevísima, y para conocimiento elemental de los que no conocen la obra de este pintor abulense, dos cosas: La primera de las cuáles esta a la vista: y es que José Luis ha creado una técnica nueva, denominada "Flomaster", para expresión de la belleza dibujada o pintada, o las dos cosas, a la vez; que el 'Museo Asturicense (de Astorga) adquirió, como símbolo perdurable de lo que fuera el histórico " Camino de Santiago", en las famosas peregrinaciones a Compostela, uno de los cuadros más característicos de José Luis, y que se refieren a ese tema.

Flomaster sobre motivos abulenses, madrileños, asturianos y extremeños.

 Y que la Diputación leonesa, no se conformó con uno, Sino que incorporó cinco de las obras más significativas de José Luis, para atavío pictórico de su gran pinacoteca.

La segunda cosa que yo quería tocar, se circunscribe a la calidad huma de José Luis y que me produce tanta admiración, o más que sus merecimientos artísticos: Y es sus José Luis sufrió en su salud personal infortunios de tal magnitud capaces de quebrantar el ánimo de los más templados. Y el, sin poderse mover, apenas, y sin grandes esperanzas de poderlo hacer en lo futuro, aunque estaba en plena juventud, se sobrepuso al tremendo traumatismo moral y físico, y se aferró, como un valiente, al salvavidas del arte, que le está salvando, que lo ha salvado ya. Quizá por que el Arte es un reflejo de la misericordia y la infinita belleza del Creador...

Y aquí tenemos a nuestro amigo, a nuestro artista y, para mí, Jose Luis entrañable, por muchas razones, conciliado ya con su destino y con

la vida, porque puede transparentar el alma de las cosas en sus dibujos y en sus paisajes...Y felices nosotros también porque esta noche le vamos a dedicar nuestros humildes versos, con nuestros mejores votos, porque siga cosechando los triunfos que merece, Y como expresión de nuestra camaradería, de nuestro afecto y de nuestra cordialidad.

Y cierro estas palabras preliminares, con una, pregunta a José Luis:

-Dime, José Luis. Creo que los colores fundamentales del espectro, o del arco iris, son el amarillo.     el rojo y el azul, si no recuerdo mal. Y que, con estos tres colores, so pueden elaborar matices innumerables que corresponden a todos los otros juntos. No sólo como artista, sino como contemplador y amante del cromatismo de nuestro universo: Cual es e] color que mas te gusta, que más te atrae?

Pues a mi es el color verde el que me fascina. Por eso te dedico este soneto:

SINFONIA EN VERDE

Entre la gama de colores fina, 

y que me enciende en panteista anhelo, 

amo el verde en la Tierra con su vuelo,

 como preciosa dádiva divina.

Lo amo a la luz diurna que declina, 

y en el copón del alba, hostia en el cielo... 

me enamora en el mar, y en el flagelo 

de aquellos ojos verdes de mi espina... 

Me embelesa en el árbol y en la falda 

del monte, que se viste de esmeralda.  

Y como glauco es ese peregrino

color que la esperanza pinta en verde, 

no hará falta decir que, en mi camino, 

¡es el verde el color que a mí me pierde!

HERMENEGILDO MARTIN BORRO 1970